No hay duda de que las tradiciones son parte de tu herencia cultural, como lo son también el idioma materno o la música, por ejemplo. Aunque vivas en un país con costumbres algo diferentes a aquel en el que naciste, esto no significa que debas renunciar a ellas. Por lo contrario, como ser humano tienes la capacidad de combinar las que te eran propias junto con las nuevas, lo que te enriquecerá como persona.